jueves, 28 de marzo de 2013

¿Cuánto tiempo pasará para que la gente pueda vivir tranquila otra vez?


"La violencia está en el alma del DF. No hay que buscarla, ella te encuentra. Se aparece. Anda suelta. No es una cosa nueva, (…) pero en los últimos años se ha nutrido de lo peor de nosotros mismos y del terrible horror profesional de algunos otros. Ha dejado de ser un accidente personal, o una ocasional decisión del poder. Hoy, la ley de probabilidades, apunta contra uno. (…) [Es] la fiesta de la barbarie. La desesperación de la miseria llevada al nivel de la locura temporal. (…) Esta ciudad no me la han contado, yo la he visto.” Paco Ignacio Taibo II

Han pasada ya cuatro años desde la primera y única vez que me han asaltado en la ciudad. La técnica fue buena. Eran las 14:30 horas de un jueves, un corredor lleno de árboles, iluminado por el abrasador sol que gobierna en la ciudad. A mitad del corredor un muchacho de aproximadamente unos 19 años me preguntó cómo llegar a Taxqueña, se sentía perdido, no sabía dónde estaba, las obras por la construcción del nuevo metro lo habían llevado a extraviarse y se sentía asustado. Más de una vez me he sentido perdido, a veces me gusta, muchas otras no. Decidí ayudar al muchacho, le indiqué por dónde caminar para encontrar un bus que lo llevara a su destino, cuando me quise despedir él ya tenía un gran puñal frente a mí a la altura de mi cuello.

Mi asalto fue sencillo, no hubo peligro mayor, entregándole todo lo que tenía me liberaría de una paliza segura. Años antes mi propia madre fue víctima de algo más grave. Una noche al salir de una eterna cirugía tomó un taxi para ir a casa. En el semáforo que siguió al hospital tres hombres entraron a la fuerza en el taxi, el taxista era uno de ellos, todo lo habían planeado, era uno de esos “secuestros exprés”. Para ella el evento fue algo traumático, desde entonces sus taxis siempre son de sitio y procura no salir tarde de casa.



Hoy me han puesto en un dilema. Llegué a casa y antes de subir me quedé platicando en el auto de la persona que me trajo, mientras platicamos vimos cómo un taxi se detuvo frente a casa y dejó a una chica, todo parecía muy normal hasta que la chica se acercó, con lágrimas en los ojos y una cara destrozada la chica nos pidió auxilio –Ayuda, por favor. Me han asaltado– no supe que hacer, circulaban por todos lados historias en que la gente finge ser asaltada para asaltarte a ti, también quedaba el referente de mi asalto. Sólo me quedó sacar el celular y llamar a la patrulla, informar de todo lo que había sucedido, decirles que la chica necesitaba ayuda y que no me quería arriesgar a un asalto más. Después de tres minutos la policía no llegaba, me sentía mal. Encendí el auto y decidí ir yo mismo por la policía. No habían pasado ni diez minutos cuando la policía, los vecinos con sus perros y nosotros estábamos con la chica, ya sin miedo a un posible asalto disfrazado siniestro a una chica. Ella fue obligada tener sexo oral con el chofer, la despojó de sus posesiones y la arrojó lejos de su casa, donde ella no tuviera opciones para pedir auxilio.

La ciudad no está blindada contra el crimen, el que no nos encontremos cuerpos colgados en los puentes, como hace dos años en Guadalajara, no significa que estemos exentos de criminales. Han llegado a mí muchas historias de robos en taxis, en taxis que no están bien regulados por el gobierno. ¿Cuántas personas más deben ser secuestradas? ¿Cuántas chicas más deben ser obligadas a lamer el grotesco falo de un taxista degenerado? ¿Cuánto tiempo pasará para que la gente pueda vivir tranquila otra vez?


jueves, 21 de marzo de 2013

Entrevista con Fabrizio Mejía Madrid

En la historia reciente de México hay dos eventos que han marcado al país, entre los dos sucesos pasaron 17 años, casi mi edad. El primero de esos episodios sucedió en 1968, una fecha que sin decir más ya habla demasiado, pues el 68 fue el año de una década mundial; el segundo episodio que marcó México sucedió el 19 de septiembre de 1985, cuando el gran terremoto destrozó la ciudad.



El escritor mexicano, Fabrizio Mejía Madrid, publicó en el año 2011 una novela en la que el personaje principal es Gustavo Díaz Ordaz. En ese libro, Mejía Madrid, logró plasmar un profundo retrato de uno de los monstruos más temibles, el presidente represor del 68. Ahora en 2013, Mejía Madrid nos trae un libro que habla del segundo episodio importante de la historia de México, el terremoto. Acompañada de las caricaturas de José Hernández, la pluma de Mejía Madrid, da testimonio de lo que la sociedad puede lograr cuando se siente amenazada, cuando sus gobernantes son indiferentes e ineficientes, cuando el mundo intenta tumbarte.



Sumergidos en el barrio de La Conchita, el escritor de estos dos libros accedió a darnos una entrevista en la que no sólo habla de Disparos en la Oscuridad y Zona de Desastre, en esta entrevista, el también articulista de Proceso, nos habló sobre Vida Digital, uno de sus últimos libros, y la política actual mexicana.

Los invito a escuchar la entrevista y dejar sus comentarios.

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viernes, 15 de marzo de 2013

Hasta no ver no creer.

Desde el primer texto que leí sobre esta reforma todo me pareció muy bueno. Hace apenas unos días mientras hacía alguna cosa sonó mi iPad para avisarme que la reforma a las telecomunicaciones estaba en proceso de ser aprobada. A eso siguió otra notificación del periódico Reforma en la que me informaban que los sumos sacerdotes de las telecomunicaciones en México; Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego y Carlos Slim; estaban de lo más felices con la reforma. Ahí no terminó mi sorpresa, mi sorpresa aumentó cuando me enteré qué decía la reforma y que eso no era algo que normalmente agradara a esos poderosos de los medios en México. La reforma es demasiado buena para ser cierta.


Esta reforma ha sido lanzada por el grupo que, a mi parecer, menos quería una reforma así antes de las elecciones, pareciera que esta reforma viene a dar algún tipo de democratización a los medios, consigna escuchada en las manifestaciones que antecedieron a las elecciones presidenciales del 2012. Lo primero que viene a sorprender y que nos da esperanza para una posible democratización de los medios es la autonomía que se pretende dar a instituciones reguladoras como Ifetel.

Nada garantiza que este instituto, que pretende ser un regulador muy poderoso, no llegue a ser controlado por alguno de los sumos sacerdotes de las telecomunicaciones, sin embargo la planeación de la reforma establece unos filtros sumamente potentes para quien quiera dirigir estos organismos. Esta comisión ha sido blindada con el establecimiento de siete comisionados, uno diferente del otro, para poder así evitar los malos tratos.

Otra cosa destacable en esta reforma es el tema del Must Offer y Must Carry. El must offer es la obligación de las estaciones de televisión abierta de ofrecer sus señales a todos los concesionarios de televisión restringida que así lo soliciten sin ningún costo, sólo exceptuando a aquél concesionario que tenga la mayoría de clientes, esto sin afectar el cobro al usuario. El must carry es, como mancuerna, el “derecho” que tienen las estaciones de televisión abierta de transmitir sus señales por la televisión restringida, siempre que el concesionario o permisionario de televisión abierta así lo solicite.

Hoy en día en México 9 de cada 10 mexicanos son usuarios de Telmex en cuanto a telefonía fija; en telefonía celular, 7 de cada 10 tiene como prestador de servicios a Telcel; en televisión, 7 de cada 10 mexicanos son asiduos televidentes de Televisa, pero en televisión de paga, con las concesiones que hasta ahora ha conseguido la empresa de Azcárraga Jean, 6 de cada 10 está con Televisa. Esto nos muestra la concentración de clientes en sólo dos grupos, en cuanto a televisión y telefonía.

Podríamos decir, con esto, que las demandas de una posible democratización de los medios es cada vez más probable con esta reforma, mostrando que el que mejor servicio de a la población será el ganador.

Sentimientos encontrados

Es paradójico que haya sido el PRI con su presidencialismo reciclado el que venga a hacer una reforma de esta envergadura. En los primeros cien días de su mandato, Peña Nieto, viene a presentar una reforma que podría ser histórica, que muestra a la población lo que él mismo ha dicho en otras ocasiones, él no tiene una ideología, tiene intereses, y su interés ahora es presentarse como un presidente reformista.

La única explicación a que sea Peña Nieto el que realice esta reforma es que sólo él podía hacerla. Sólo un hombre, como Peña Nieto, que llegó al poder de la mano de una de las empresas más poderosas en las telecomunicaciones, como es Televisa, podía enfrentarse a echar una propuesta así sin que se viera como un ataque directo. Si Andrés Manuel López Obrador hubiera llegado al poder y hubiera hecho una reforma como esta, todos los sumos sacerdotes del poder comunicativo en México se habrían ido contra él, tachándolo de populista y de ser un peligro para México.

Esta reforma ha sido realizada muy meticulosamente por la desconfianza a que la reforma les pueda afectar cuando dejen el poder, para que otros no la aprovechen en su beneficio y en perjuicio para los demás.

En el terreno político podemos encontrar que Peña Nieto quiere demostrar que se puede independizar de aquellos que lo llevaron al poder, y que es él el que cada día acumula más poder. Hace apenas unas semanas atrás Peña Nieto dio un golpe importantísimo que llevaba un mensaje, el mensaje era que él tenía el poder y que no iba a permitir que ningún otro poder fáctico se fuera sin probar un poco del poder del presidente del cambio.

¡Cómo me dueles, México!

Pero esta reforma no sólo afecta o beneficia a los concesionarios, tiene una repercusión directa con la población, que va desde el dinero que hoy en día pagan por sus servicios de telecomunicaciones hasta la posibilidad de tener un campo de información más abierto y más plural.

¿Están los mexicanos interesados en esta reforma? La mayoría de los mexicanos ha sido criada bajo una cultura de Televisa. Si a mí hace unos quince años me hubieran sacado de la programación de Televisa, yo estaría completamente extraviado. Se nos metió en una cultura que nos hace creer normal que sea Televisa la que siempre está ahí para informarnos, Televisa se transformó en una secretaría de educación en casa.

Una parte importante de los mexicanos no comprende la importancia de la reforma porque no se ha dado cuenta de que está bajo un monopolio de la información y que son ellos manejados como títeres. Gran parte de la población no tiene idea de lo importante que es esta reforma para el futuro de México.

Denise Dresser escribió un artículo hace unos años en el que exponía que somos unas naranjas, naranjas que son exprimidas por los grandes monopolizadores del dinero en México. Ya sea un banco, un afore, Telmex, Telcel, alguien nos exprime, somos víctimas de una estructura oligopolizada porque no hay nada más. Esta estructura está basada en la extracción de rentas a los consumidores y que el gobierno permite que sean tratados así, como naranjas por exprimir.
Me gustaría pensar que esta reforma es el primer paso para que los mexicanos no seamos tan exprimidos, pensar que las tarifas telefónicas serán más bajas, que podré pagar poco dinero por un buen servicio de telefonía y que podré escoger entre muchas concesionarias. Pero para que todo esto funcione es sumamente necesario que dejemos de ser parte de la bola de analfabetas funcionales y nos convirtamos en verdaderos ciudadanos, personajes activos en la vida pública, política, social y cultural de México.

Y como cada vez se entiende menos lo que pasa en el país y nadie nos da ninguna respuesta, les dejo esta canción.


Ezra Alcázar