jueves, 2 de junio de 2016

“Hacer posible lo imposible respondiendo a los ciudadanos” Marco Rascón, un independiente a la Constituyente


Marco Rascón tiene un pie en la calle y otro en la cocina, sale a la calle a escuchar lo que dice la gente y regresa a cocinarlo con la experiencia que le ha dejado una vida de lucha. En febrero pasado renunció a su cargo como Coordinador Interinstitucional de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal para lanzarse como candidato independiente a la Constituyente de la Ciudad de México. Nada lo ata a los intereses partidistas (renunció junto con Cuauhtémoc Cárdenas el año pasado al PRD) ni empresariales, su restaurante Peces en la colonia Roma se presume como el único restaurante que no es de Carlos Slim, y ahora él se define como el único candidato que no pertenece al magnate de las telecomunicaciones.
Entre sus antecedentes se encuentra la Asamblea de Barrios, la cabeza de cerdo en la Cámara de Diputados, su trabajo como diputado federal por el PRD, la presidencia en el mismo partido del sol azteca, un maratón en la Ciudad de México, la fundación de diferentes medios de comunicación, y su exquisito paladar que le ha ayudado a enfrentarse con destreza ante los desazones de la vida y la cocina. 
¿Por qué es importante la Constituyente de la CDMX?
Porque es parte de un proceso que no se inventó ayer ni con este gobierno del Distrito Federal, ni siquiera en este siglo, sino que tiene que ver con debate histórico. El que siempre hayamos sido el Distrito Federal es relativo, porque en el artículo 44 de la Constitución dice que somos el estado del Valle de México, únicamente que nuestros derechos están suspendidos mientras sea la capital de la República, hoy se libera esto con la reforma política, se liberan los derechos sin dejar de ser la capital de la República. Ha habido una disputa, dentro de lo que ha sido el federalismo, porque hay una fuerza política que agrupa una cantidad de intereses políticos y económicos que de alguna manera han disputado lo que es la conducción de las decisiones en la capital. Una disputa que tiene que  ver con que no se gobierne desde el Zócalo, sino que se gobierne desde Toluca. Siendo el actual presidente de ese mismo grupo, ahora resulta que liberaron el acuerdo pero con una serie de candados para garantizar que sigan teniendo el poder para gobernar la capital.
¿Por qué te lanzas como candidato independiente? ¿Cuáles son tus propuestas?
La principal razón es porque tengo ese derecho, tengo posibilidades de ser un constituyente independiente y, lo más importante, es porque planteo la idea del futuro que no está siendo considerada. Para mí una constitución y lo que será la norma general que rija la Ciudad de México, es ver a la Ciudad hacia el futuro. Me interesa mucho el futuro de la ciudad. Para esto tengo una propuesta, que creo que es el eje central que modifica las relaciones del federalismo, del gobierno con las alcaldías (o como se vayan a llamar); y es que en lugar de aceptar este cerco que se le ha puesto a la capital con los municipios conurbados y que se han convertido en ciudades dormitorio, es que el 5 de junio de 2018 se puedan votar dos referéndums: el referéndum donde se acepte o decline la Constitución de la Ciudad de México, y un referéndum en cada uno de los municipios conurbados para decidir si forman parte del Estado de México o de la Ciudad de México. Necesitamos darle coherencia al territorio, a la zona metropolitana con la idea de hacia dónde vamos a crecer y cómo. Esto tiene que ver con cuatro aspectos fundamentales: el agua, la basura, el transporte y el trabajo; la sustentabilidad económica y financiera, la posibilidad de tener una visión clara respecto al futuro. Creo que me han repelido un poco los defensores de la Coordinación Metropolitana, que yo creo obsoleta, que no tiene dientes y que al mismo tiempo es el recurso que quiere fortalecer el PRI para seguir gobernando la Ciudad de México desde Toluca. Tú como Jefe de Gobierno o gobernante de la Ciudad de México tienes automáticamente un puñal en la garganta, si tú no te alineas a los intereses económicos, te cerramos la llave de la basura, el agua, el drenaje, el transporte, y tienes instantáneamente una cantidad de conflictos internos. El asunto es liberar ese poder, y librar esa disputa con distintas fuerzas que de alguna manera se han impuesto históricamente, nadie les ha puesto un alto y han hecho una división, un muro tipo Trump, entre lo que es el gran Valle del Anáhuac y los municipios.
En este momento la Ciudad ya se enfrenta, constantemente, a los problemas del agua, la basura y el transporte, ¿si agregamos esos otros municipios conurbados a la Ciudad, el problema no sería más grande?
No, por una razón. En esta idea del futuro el asunto es cómo se va a hacer esta composición. El  mapa del 2015 en la ciudad nos está diciendo claramente que incluso la pluralidad política va a aumentar, y si hacemos las alcaldías más chicas, tendremos alcaldías gobernadas por un independiente, con otros de Morena, otros del PRI, etcétera… Por lo tanto, lo que necesitas es una visión estratégica para el futuro estado. Yo creo que se tiene que considerar esa pluralidad en un esquema incluyente, para garantizar esa pluralidad dentro de un esquema de gobernanza. La Ciudad hacia el futuro, para cambiar esta situación, tiene que ser necesariamente una gran metrópoli policéntirca, es decir, tenemos que tener un gran centro económico-político entre lo que sería Ciudad Nezahualcóyotl-Iztapalapa, que están totalmente conectadas y absurdamente divididas por un muro. Si tú generas por los pueblos originarios, por la identidad territorial, una cantidad de alcaldías que van a ser en prospectiva gobernadas por distintas fuerzas políticas, ahí el tema es la visión desde la gobernanza y desde la ciudadanía, pero todos de alguna manera sintiendo la corresponsabilidad de lo que es esta gran visión estratégica, de lo que es sustentable para la ciudad en estos ejes que hemos platicado.
¿Pero existiría en realidad una pluralidad de ideas en sitios como Iztapalapa que han estado amarrados durante años a partidos muy específicos?
Esta Ciudad tiene un perfil de izquierda, un perfil que vino del oriente. Antes de haber ganado en el 97 el Distrito Federal, vino de la gran insurrección o de la gran insurgencia amarilla de Neza, Texcoco, Ecatepec, Chalco, Chimalhuacán, desde ahí viene la gran influencia, pero porque de ahí viene la gran fuerza laboral. Esta ciudad tiene una compulsa diaria, 6 o 7 millones, que vienen de los municipios conurbados. De pronto hay voces que dicen “¿por qué los del Estado de México vienen y nos tiran la basura a los chilangos?”, es porque aquí se genera entre los del Estado de México y los chilangos. Si lo vemos en términos de una disputa histórica de lo que son los recursos y las posibilidades, la Ciudad está cancelando sus propios futuros, por eso yo creo que el esquema político, el esquema constitucional tiene que tener claros todos esos tipos de visiones. No es una ciudad grandototota, sino un mosaico muy grande que tiene que tener como punto general lo que es la inclusión a la diversidad de los derechos. Hay una inconsistencia ahorita, el listado nominal de la Ciudad de México para la elección del Constituyente son 7 millones 400 mil, a nosotros nos pusieron 74 mil que es el 1%, esto quiere decir que sólo se está considerando el 88% supuestamente del censo del INEGI, a esto se suma que hay 6 millones que están censados en el Estado de México porque allá viven, pero tienen su INE en el Distrito Federal porque aquí están los derechos, aquí está la interrupción del embarazo, la ayuda para madres solteras, a la tercera edad, a Prepa Sí y al trabajo. Se hace una contradicción entre donde ganas el salario y donde lo gastas. Con esa pérdida económica brutal vamos a ser la primera capital del mundo que no tiene aeropuerto. Yo creo que tenemos que, más bien, buscar afanosamente que Ecatepec sea parte de la Ciudad de México, porque aquí está la fuerza económica y al mismo tiempo va a estar esto que va a ser un golpe brutal a los ingresos. Toda esa sustentabilidad la tenemos que ver en la perspectiva de los próximos 30, 40 o 50 años, y no puede estarse modificando sobre la base de los cambios partidistas, sino que tiene que estar plenamente garantizado como parte de una visión en conjunto. El punto de partida es que la posibilidad del progreso y de la sustentabilidad económica no es el presupuesto, no es la inversión a secas, es el valor del trabajo. La izquierda abandonó el concepto del valor del trabajo, el neoliberalismo destruyó el valor del trabajo del que la ciudad vive. Si tú ves la idea del valor del trabajo como el eje rector de la generación de riqueza, vamos a pasar a un capítulo más importante aún, que es cómo se distribuye esa riqueza. Una de las cuestiones estructurales más importantes a analizar para este pensamiento del futuro en la capital es la carta de los deberes y derechos de los ciudadanos: que tendría que considerar principalmente que los derechos de los niños están sobre los derechos de todos, es decir, si le vamos a apostar al futuro tenemos que cuidar a esta generación, tenemos que darles una norma dinámica donde apostemos la carne de esta propuesta a darles cultura, educación y sustentabilidad. Ese es el reto y la pasión a la que nos acerca esta posibilidad de una Constitución para la Ciudad, por eso los ciudadanos tienen que estar en la calle, tomando los espacios públicos para abrir el debate.
Hace un rato hablabas de las movilizaciones que nacieron de las fuerzas de trabajo, ¿existen todavía esos movimientos de las fuerzas laborales?
Creo que está muy cruzado por el clientelismo. A mí me parece que el clientelismo, el corporativismo, lo adoptó la misma izquierda como una forma de sustentar sus fuerzas en el gobierno. Para mí, con las manos libres y sin que se me ate a los acuerdos interpartidarios, puedo presionar sobre esta cuestión, aunque sé que numéricamente no va a cambiar la diferencia, pero cualitativamente puede ser que sí. Ahí hay un tema que tiene que ver con una fuerza como Morena, en su idea veto, es si va a terminar coincidiendo con el PRI; el PRI sabe que no puede tener mayoría, pero a lo que aspiran es a rebasar el 33% para poder negociar problemas fundamentales como el control de la capital sobre un gobierno con recursos intermediarios supranacionales basados en el centralismo, como la Coordinación Metropolitana, sobre la base del veto. Dentro de su cálculo, seguramente está que en el mapa político del 2015 puedan hacer ahora una Constitución a su manera porque la izquierda va dividida. Cuando se vulnera esta correlación de fuerzas y se centra que el pleito más importante para Morena es el PRD, le están haciendo el trabajo al PRI.  Deben dejar a un lado que su única función pueda ser una candidatura a la presidencia, que es importante desde muchos puntos de vista, pero que no es central. Hoy, ganar la presidencia de la República con estas leyes y tipo de federalismo, es quedarte paralizado también.
Morena justamente dijo que la Constituyente tiene que estar formada por ciudadanos, ¿por qué no sumarte con ellos?
Más bien por qué ellos no renuncian a su registro y se ponen como candidatos ciudadanos. Yo quiero ver si van renunciar a la cuota que les va a llegar de la Cámara de Diputados.
Decías que un solo ciudadano dentro de la Constituyente no puede conseguir muchos cambios, entonces ¿qué puede lograr?
Yo creo que una visión crítica y, sobre todo, como siempre avanzamos en la izquierda, avanzamos con ideas, con programas y difícilmente a la primera. Creo que incluso dentro de los que van a poder y están haciendo la misma Constitución hay bastantes voces y opiniones que podrían compartir mucho de lo que he planteado.
El gobierno de la Ciudad anunció un grupo de notables que asesorarían la construcción de la Constitución, ¿crees que sea sólo un mecanismo para aparentar la existencia de una “participación ciudadana” con estos candados?
Mira, a los ciudadanos se les puede decir:
   Te tengo una noticia buena y una mala —,si no reacciona la sociedad civil, si no reacciona la ciudadanía. —Fíjate que vas a tener una Constitución con los derechos de los ciudadanos.
   Ah, ¿y cuál es la mala?
   Pues que ya la hicimos.
Yo creo que es un momento muy especial porque tiene que ver con la profundidad de una decisión histórica que va a mermar mucho en los conflictos que tendremos en el futuro, y el otro gran problema es la velocidad. Nada más para las candidaturas independientes, el INE es un tráiler de bajada y sin frenos. Las condiciones y los requisitos son realmente duros, una especie de maratón con obstáculos y cambios de ruta. Creo que convertir lo imposible en algo posible y abrir esta misma brecha, para mí por ejemplo, es la otra pasión, no solamente el ser Constituyente, sino también llegar ahí por la vía independiente, con el voto de los ciudadanos es muy importante para mí, incluso con la contradicción de que el requisito para ser electo es menor, de 35 a 45 mil votos, mientras que los requisitos para registrarte como candidato es de 74 mil. Creo tengo más chance yo de entrar recolectando las 74 mil firmas que muchos aspirantes dentro del PRD, Morena o cualquier otro partido, porque ahí van a ser los que mueven los hilos los que decidan en qué orden va a ir la lista.
Además de tu conciencia y tus ideales, ¿tienes otros asesores para la campaña?
Estoy ahorita con todas las antenas levantadas, creo que el mismo ejercicio de la propuesta, de recabar las firmas, te lleva a escuchar a la gente. El trabajo de toda la vida me ha acercado a gente que ahora me habla de sus preocupaciones y opiniones, desde los empresarios con los que iniciamos la propuesta gastronómica de toda la Roma-Condesa, las personas de los colectivos LGBTTI, y las personas que conocí en mis dos últimos años en la Secretaría de Cultura del DF.
Después de lo que pase con el tema de la Constituyente, ¿planeas seguir en el trabajo político?
Yo creo que no nos van a poder parar. Hacer de lo imposible lo posible y responder políticamente al interés ciudadano es una responsabilidad que tengo y que quiero compartir a toda la sociedad, no podemos dejar que otros estén tomando las decisiones y nosotros únicamente hacernos cargo de la protesta y de la queja. Creo que esto es el inicio de todo un proceso para que la Ciudad y el país puedan tener algún tipo de cambios que beneficien a la sociedad. Si nosotros hacemos bien las cosas, si de alguna manera resulta una buena Constitución en la Ciudad de México, y las fuerzas políticas y sociales entienden el papel histórico que juegan, yo creo que podemos empezar a modificar y ser un ejemplo para el resto del país. Yo creo que es un primer paso, y un paso que tiene que ver con mi generación, una generación que viene, aquí en la Ciudad de México, consistente desde hace más de 30 años, pero en la izquierda desde hace más de 50 años.
Toda una vida luchando…
Pues creo que así ha sido, y creo que lo puedo acreditar. No me considero ni un santo, ni un héroe, sino que me interesa más el poder abonar con las nuevas generaciones y poder decir que esta idea de rebeldía y fuerza no se pierde cuando se deja de ser joven, porque puedes seguir luchando como los de mi generación.
Recuerdo un texto tuyo sobre los “hubiera” de la historia, sobre cómo sería nuestra realidad de haber cambiado una escena. ¿Seguiremos sumando “hubieras” así de deprimentes a nuestra historia?
He añadido una frase a esa idea, que es producto de lo que veo con la polarización de las izquierdas y su política, que es que la consigna en el fondo es “Vayamos a lo seguro, perdamos…”, porque eso  es fácil y nos hace sentirnos bien. El gran problema está cuando avanzas, entonces se considera que el avanzar y el ganar está cercano a la traición. Se ha ido construyendo una lista inmensa de derrotas. En esta idea del Constituyente una ejemplo que hay que tomar, muy cercano, es la Convención de Aguascalientes frente a la Constitución del 17; teniendo la fuerza militar y social más importante no hubo una visión de continuidad, sino que Venustiano Carranza le dio una propina para decir “ahí está su ley agraria, ahora va la clase política a hacer su Constitución”. Hoy estamos en una posibilidad de poder reconstruir desde la norma, desde la visión constitucional, una Constitución que yo considero que está agotada, que es la de 1917, y que podríamos sacar la bandera del magonismo y decir “La Constitución ha muerto”, porque vivimos en el vacío de una Constitución parchada y hecha pedacitos. Pero para llenar ese vacío y ese hueco tiene que ver con la idea de volver construir conceptos para el futuro, la idea del puro no… Ahora resulta que los neoliberales son los que promueven los cambios y que la izquierda defiende el pasado con esa maldita idea de la resistencia, perdimos la capacidad de proponer.
¿Crees que se ha perdido la capacidad de soñar?
De las utopías y los sueños ya no queda mucho, el aparato digestivo le ha ganado a nuestra cabeza y corazón, pura bilis. Hemos dejado de pensar en lo que es importante y humano,  no se tiene la importancia de lo que es la cultura y la educación, dentro de la misma izquierda está considerada como puro entretenimiento. Yo creo que para la paz, para la gobernanza, son necesarias unas alcaldías chiquitas pero sumamente cultas y preparadas.

(Publicado en Callejero febrero de 2016)

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